(Fragmento) Seleccionado por Lucía Igol
Se dice que se va a hacer algo
pero no se hace nada. Se propone
que de la acción tal va a redundar el resultado cual pero los resultados no se ven. Se hacen discursos, se celebran debates, se planifican estadísticas.
Se postula un futuro deslumbrante.
Mi bisabuelo ya escuchó eso
del futuro deslumbrante. La clase baja
pide pan, paz, trabajo. La clase media
pide mano dura y que no le impongan el IVA
a la medicina prepaga. La clase alta
pide bajar el costo argentino. Se precisa un líder fuerte
alguien que sintetice las aspiraciones del pueblo.
Es Esculapio Pantácrator. Se pegan afiches con su cara,
lo reportea Grondona, Pepe Eliaschev
le dedica editoriales. Se realizan elecciones
y resulta ganador por el 99,9 por ciento.
Desde el balcón emite una arenga: «Responsable por la autoridad con que se me ha investido
no vacilaré en tomar decisiones extremas
frente a la grave situación que hemos heredado
de décadas de despilfarro, insensibilidad social y ceguera
ante los profundos problemas de la Nación».
Aplauso cerrado, bombos y redoblantes.
La SIDE detecta al 0,1 que no lo votó
y lo deporta a Camboya.
Ahora todos estamos unidos en un mismo esfuerzo como un solo hombre, las 24 horas
la televisión pasa tapes de Esculapio,
la vida es lisa como un lago en una tarde sin viento.
Es cierto que nadie come ni coge, pero eso es provisorio.
En la calle nos saludamos mutuamente, nos sonreímos
cara al sol, respiramos
el aire de la felicidad inminente.
De Música mala (1997)